jueves, diciembre 10, 2009

Habia un hombre que contaba con una terrible pasiòn por los porotos cocidos. El los adoraba, pero le provocaban muchos gases.
Un dia cualquiera, conociò a una chica de quien se enamorò y cuando ya estaban por casarse pensò que ella nunca se casarìa con el si continuaba con esa pedorra forma. Entonces hizo el sacrificio de no comer porotos cocidos nunca màs.
Tiempo despuès de la boda, el hombre volvìa a su casa cuando el auto se descompuso, llamò a su esposa y le dijo que llegarìa tarde. Mientras caminaba por las calles pasò por un restaurante y el olor a porotos lo cautivò, analizò que si comia, cualquier efecto gasìfero se le pasarìa antes de llegar a su hogar, de acuerdo con eso entrò y pidio 3 platos de porotos. En el camino de regreso se aliviò al paso de los gases y cuando llegò a su casa se sentìa mejor.
Su esposa lo esperaba ansiosa en la puerta y al llegar le dijo que tenia una sorpresa para la cena, le vendò los ojos y lo llevò a la mesa, cuando en ese momento sonò el telefono y ella fuè a atenderlo. Instantaneamente el sintiò que algo grande se gestaba, es decir "otro accidente gasìfero". Aprovechò que su esposa no estaba y lo dejo escapar, luego agarrò la servilleta y la comenzò a abanicar en el aire. Cuando se empezaba a sentir mejor otro gas surgìa, pero este oliò peor, nervioso sacudiò los brazos cual aspas de molino.
Cuando las cosas parecian volver a la normalidad, su esposa termino de hablar por telefono, puso la servilleta sobre sus piernas, tenìa el rostro de la inocencia de un angel, ella se disculpò por hacerlo esperar y le preguntò si habia espiado la mesa de la cena y el le respondiò que no. Luego de tener la certeza de que su marido no mentia, le sacò la venda y gritò: "¡Sorpresaaaa!"
Habia doce invitados sentados a la mesa para su fiesta de aniversario.




Buuuee, el cuento qe le gustò a la profesora de lengua (? ajajaja le voy a chupar las medias hasta el dia de la prueba :). Adiosin

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